Por Eduardo
Ruette* / @eruette
AD sigue y ahora bajo el lema “adecos de carne y huesos”, se les demuestra a todos los factores necesarios, que hay gente, hay equipos, hay cuadros, hay estructura
Con la llegada al poder de Hugo Chávez.
Comenzó un proceso de destrucción de los partidos políticos, sobre todo cuando
se aplicaron cambios en la Constitución. La debacle política de 1998, sobre la
base de una gran frustración nacional, le permitió al teniente coronel, quitar
el financiamiento público que tenían las organizaciones, a través del extinto
Congreso de la República.
Chávez decía que “freiría la cabeza de
los adecos en aceite”, esa frase y ese discurso incendiario produjo una estampida
y Acción Democrática (AD) era abandonada, en sus cuadros medios, en sus bases
por una buena parte de la dirigencia.
Han pasado 20 años. Los adecos no fuimos
freídos.
Con hidalguía y con una convicción de que
el chavismo era un camino equivocado, resistimos.
Los pocos cuadros que quedaron en el
partido comenzaron la reconstrucción. AD sufrió un gran daño porque las élites
y los dirigentes más importantes, se fueron, unos para el chavismo, otros se
fueron del país.
Desde aquella escena, en la que el secretario
general de entonces, Rafael Marín, era golpeado a las afueras de la sede de
aquel Congreso Nacional que era desmontado, hasta ahora, siempre se estuvo
claro de lo que tocaba. Una lucha larga y difícil.
Ha tocado hacer frente a un partido como
el del chavismo, que si lo ha tenido todo. Recursos en proporciones
inimaginables para los gobiernos de la socialdemocracia. Ha tocado hacer
política en desventaja, porque este régimen dejó a los partidos políticos sin
sostén, mientras el de ellos si recibe recursos de todo tipo de manera
indirecta.
Siempre se han apoyado en la estructura
del Estado, para los eventos electorales siempre emplearon a fondo vehículos,
recursos, infraestructura, materiales, personal y demás, mientras a los
partidos políticos de la oposición, le ha tocado enfrentar situaciones muy
desventajosas.
Sin dejar por fuera el acoso, la
persecución, la cárcel, la represión, el allanamiento, los asesinatos, entre
otras.
Con todo eso AD sigue y ahora bajo el
lema “adecos de carne y huesos”, se les demuestra a todos los factores
necesarios, que hay gente, hay equipos, hay cuadros, hay estructura y
reorganización. Hay un proceso de reconstrucción el partido del pueblo.
Dentro de AD ha surgido gente nueva,
jóvenes, profesionales, que junto a los adecos de las generaciones anteriores,
se discute y se lleva a cabo procesos para que este partido tenga presencia en
las comunidades, para que la política no sólo se centre en el debate
ideológico, sino en el social, el económico, el educativo, el sanitario, tal
como lo dejó como legado Don Rómulo Betancourt.
No es una labor sencilla, luego de estos
20 años de fracasos y destrucción de un modelo de país, que con sus defectos,
le daba educación y salud a sus ciudadanos, además de una vida aceptable y
hasta envidiada por muchos ciudadanos de otras naciones.
Desde AD, el mensaje a la población, es
que hay que fortalecer aun más a los partidos políticos, porque son una base
esencial en la democracia. Hay que derrotar a los enemigos de la democracia
dentro y fuera. En Venezuela no se puede esperar que una tiranía sea acabada,
para instalar otra que ofrece también incertidumbres.
Sigamos esta noble labor, de
reencontrarnos, de sentar las bases del debate para que la dirigencia y la
gente puedan llegar al consenso que se requiere para que Venezuela supere esta
dura y difícil etapa que le ha tocado. Sin partidos políticos no hará
democracia y sin esta, no habrá recuperación.
(*)
Obstetra Ginecólogo / Director del Plan Salud de la GEM
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