PROPUESTA PARA EL DESEMPEÑO EN EL MARCO DE LA INFECCIÓN COVID-19


En Venezuela ocurren dos crisis. La primera en el entorno económico con una fuerte influencia de la situación política. La segunda es una crisis sanitaria con la enfermedad Covid-19. La crisis económica tiene sus fundamentos en una caída de la producción nacional, la falta de políticas públicas para restablecer la confianza, un desorden monetario y los efectos del enfrentamiento político.



La crisis sanitaria se trata de una infección que ataca a las personas con el mínimo contacto. Que produce la muerte cuando los casos se agravan y no son atendidos a tiempo. En unos, produce la muerte por condiciones de enfermedades pre existentes. Una enfermedad altamente contagiosa que no tiene un tratamiento definitivo y una vacuna que la ponga a raya.

La crisis venezolana se ha mezclado de manera muy dañina al Covid-19. Hasta ahora el mundo ha enfrentado a la pandemia con medidas sociales, más que médicas. Con cuarentenas extremas. Venezuela no ha sido la excepción.

Las cuarentenas tienen un efecto devastador de la economía, porque paraliza las actividades en general, lo que está produciendo desempleo, hambre y muertes colaterales a las de la propia infección epidémica. Al final de cuentas matan tanto el hambre y la pobreza, como el Covid-19. Someter a los ciudadanos a un dilema para que se afecten de una manera u otra es un despropósito.

A continuación presento en grandes líneas, algunos aspectos que podrían permitirnos establecer una dinámica social que ayude a reactivar las actividades económicas, pero que la infección se mantenga controlada. En principio señalo que debe dejarse claro que la sociedad tiene que aprender a vivir con el Covid-19, así como ya lo hace con otras enfermedades.

1.       Política para el fortalecimiento del sistema inmunológico.

Para enfrentar al Covid-19 desde los gobiernos en todas sus escalas, se debe implementar programas para fortalecer el sistema inmunológico de los ciudadanos. Esto parte de una alimentación balanceada, de programas que permitan que los alimentos lleguen a los venezolanos, desde el sector privado y la asistencia social a los sectores más frágiles.

Se requiere que gobernantes nacionales, regionales y municipales, articulen un modelo de recuperación de la sana alimentación de los venezolanos. Para esto no basta el programa conocido CLAP, que no tiene una cobertura total y su impacto nutricional no es suficiente.

Se trata de implementar políticas que permitan que la producción nacional de alimentos se recupere, en un marco jurídico, legal y político que permita generar confianza a inversores en el área agroindustrial.

Para ello se debe establecer mecanismos de entendimiento entre los sectores productivos y políticos, en función de que la producción alimenticia juegue un papel fundamental en la protección de las personas contra la infección del Covid-19.

2.       La sociedad debe producir, para poder alimentarse.


La actividad productiva o económica se convierte en un factor esencial para la propagación del SARS-Cov-2. Debe implementarse y mantenerse medidas sanitarias en el desempeño social para evitar que haya contagios masivos.

Debe tomarse en cuenta la realidad de cada región, de cada municipio para que las políticas de distanciamiento social sean de una forma u otra. En esto inciden la ubicación geográfica, la capacidad productiva, el clima u otro factor determinado que sea determinante para que cada localidad tenga políticas propias.

Medidas implementadas por alcaldes, discutidas por concejos municipales y normativas de relaciones sociales establecidas en ordenanzas municipales hasta que la pandemia se mantenga.

Las personas deben trabajar y también deben cuidarse. Se tiene que romper con el dilema de que o hay que estar siempre en casa o salir y enfermarse de Covid-19. Ya se conoce perfectamente cómo funciona el flagelo, de qué forma se transmite y se dispone de medidas sanitarias para evitar contagios masivos.
Las autoridades locales deben diseñar estrategias para controlar brotes repentinos, además de contar con equipamiento y protocolos determinados para actuar en consecuencia.

3.       Flexibilización de la cuarentena.

Cada localidad tiene su propia realidad y sus tasas de infección. Cada localidad puede gestionar la pandemia según sus números. No es lo mismo un municipio en que no ha habido infectados, pero que tiene potencial de producción alimentaria y que esté paralizado igual que otros municipios que si tienen focos masivos.
Un municipio productor puede seguir funcionando con restricciones a foráneos y permitir, asistir y dotar a quienes residen en el mismo para que la producción no se detenga. Un municipio con focos de contagios masivos, debe cerrarse totalmente, incluso.
Llevar adelante la pesquisa nacional de casos asintomáticos, en el personal de alto riesgo, tiene que ser una política obligatoria, la cual ayudará a detectar casos masivamente y aplicar los aislamientos debidos.
La cuarentena puede flexibilizarse en diversos sectores y mantenerse vigilado el desempeño social con resoluciones regionales o locales y en su debido requerimiento nacionales.

4.       Política sanitaria

El Covid-19 ya cuenta con un tratamiento probado en una fase de estudios, con Hidroxicloroquina y Azitromicina para los casos avanzados y de gravedad. Desde el tratamiento en UCI, los protocolos para casos leves, los aislamientos en centros médicos y en casa, los despistajes y demás, debe regir una política impartida por epidemiólogos, máximas autoridades en cada región para atender situaciones de epidemias.
Mantener la asistencia directa de centros de salud y la dotación necesaria de insumos, materiales y equipos.

Dr. Eduardo Ruette
Dir. Plan Salud
Gobernación de Mérida.
Share:

Que la política no sea la insensatez


Por Eduardo Ruette* / @eruette

La población exige respuestas y al contrario cada día se les dan más acertijos.

Los partidos políticos no pueden seguir paralizados. La cuarentena implementada en Venezuela ha producido un shock en todos los planos y en la dinámica de los partidos políticos también. La realidad es que hay una distopia, porque la dirigencia está por un lado y las bases están desconectadas, o más bien a merced del chavismo en el marco de una crisis de salud pública.



Mientras se desarrollan eventos inesperados, situaciones lamentables y extrañas como los recientes con las lanchas y la incursión militar con norteamericanos incluidos, la labor política no consigue establecer una sintonía total con la población, hundida y desesperada buscando alimentos y evitando el contagio del Covid-19.

Se requiere que los cuadros principales logren el consenso. No se puede seguir desarrollando una política de la que no todos están enterados, como lo recientemente ocurrido. No se puede cometer errores que sólo ayudan a que en este país no se alcancen soluciones a la demoledora crisis.

Hay equivocaciones que son responsabilidades puntuales, sobre todo en las que no toda la dirigencia política ha estado informada y esto hay que señalarlo así, porque no es posible que andando juntos se produzcan sorpresas o sucesos de los que al final nadie tenía idea.

El fracaso es huérfano y la fallida incursión, inexplicable, inconsulta, sorpresiva, que ha dejado a todos los bandos estupefactos, nadie se la atribuye. Fuenteovejuna.

La población exige respuestas y al contrario cada día se les dan más acertijos.

La incertidumbre es gigantesca, cada vez más grande, se comporta como una especie de agujero negro que está absorbiendo todo a su paso, desbasta cualquier señal de esperanza incluso las de manera artificial que en redes sociales se forjan.

La política requiere madurez. No debe confundirse el asunto de las nuevas generaciones con que no puede haber una manera de hacer política responsable y con resultados. No puede pretenderse ser igual o peor que el adversario, el hecho que en la otra acera se comporten como criminales, irresponsables y sin sentido, no quiere decir que se esté habilitado en esta acera, para hacer algo similar. No.

Que los irresponsables sean quienes así actúen.

Es momento de reencontrarse con la gente. La población está muy confundida, hundida en depresión y tristeza, no es para menos, este país ha quedao sin energía eléctrica, sin agua potable, sin gas, sin empleos, sin empresas, sin seguridad, sin dinero, sin petróleo, sin gasolina, sin salud, sin educación y ahora sin recreación porque han encerrado a todos en sus casas.

Es un panorama desolador, triste, incierto y dantesco.

Se vive una violencia absurda, de situaciones inimaginables, de realidades perturbadoras, sólo visibles en los mensajes que de manera privada llegan a través del teléfono celular. Pero el caos y colapso general son de tal dimensión, que ni siquiera nos asombramos de los terribles hechos violentos existentes.

Se está en deuda con una población que es un barril de pólvora, aunque esto se ha dicho una y otra vez, no termina de llegar quien encienda la mecha y cuando se cree que llegó el indicado, entonces no faltan las torpezas, las jugarretas escondidas, el engreimiento y la arrogancia.

 (*) Obstetra Ginecólogo / Director del Plan Salud de la GEM

Share:

Perfil

Eduardo Ruette es Obstetra Ginecólogo y Director del Plan Salud de la Gobernación de Mérida. Presidente de la Sociedad de Médicos del Hospital Sor Juana Inés de la Cruz.